Paquito D’Rivera vuelve: maestria pura

Paquito D‘Rivera continua sorprendiendo por su nivel de actividad creativa. Lo mismo está en México, que en Argentina que ahora vuela a España a estrenar un nuevo trabajo donde ha dejado al público en deleite por su maestría ahora con el clarinete. Este cubano universal que ha traspasado generaciones e ideologías políticas es una verdadera gloria de la música cubana. Ojala en la Cuba castrista dejen que las personas disfruten de él. Puede que no, ya que la salida de Paquito de Cuba no le agrado a los dueños de la isla.

Paquito D’Rivera está de vuelta

El maestro habanero y el quinteto Cimarrón acaban de grabar un nuevo álbum, ‘Aires tropicales’, que será punto de partida y llegada de las siete noches que durará su estancia madrileña


Un habitual del Café Central, a cuyo 30 aniversario no faltó. Paquito D’Rivera (La Habana, Cuba, 1948) regresa al emblemático local ubicado en la céntrica plaza del Ángel para abordar una nueva aventura artística cargada de razones musicales, cuando todavía resuenan los aplausos recogidos en su última comparecencia junto a su Madriz Project; lo que ahora toca es una mirada académica y clásica al rico repertorio popular cubano, evocado esta vez en compañía del quinteto de cuerda Cimarrón, una formación integrada por músicos cubanos establecidos en Galicia a los que el saxofonista y clarinetista acostumbra a no perder de vista. D’Rivera y el quinteto Cimarrón acaban de grabar un nuevo álbum, Aires tropicales, que será punto de partida y llegada de las siete noches que durará su estancia madrileña.

La relación del maestro habanero con la música clásica es larga y fecunda, reconocida incluso con premio Grammy, que para eso es una suerte de Wynton Marsalis cubano con galardones en lo culto y en lo popular. Trece son los trofeos Grammy que cuenta el saxofonista, el último de ellos en 2011, gracias a su soberbio Panamericana Suite, una obra mayor sobre la música latinoamericana. Tiene en catálogo más de 40 títulos discográficos, tres de los cuales los firma junto al célebre chelista clásico Yo-Yo Ma, un dato que apunta en esa buena relación del saxofonista y clarinetista con el mundo de la lírica.

Todos estos lenguajes, el jazz, la música clásica y la cubana, se abrazarán durante una semana en un soplo y cinco cuerdas, las de Eduardo Coma (primer violín, y colaborador igualmente del grupo de folk gallego Luar Na Lubre), Lázaro González (segundo violón), Raymond Arteaga (viola), Luis Caballero (violonchelo) y Óscar Rodríguez (contrabajo). Será, por tanto, una ocasión única para testar las excelencias musicales de un saxofonista que enamora, y un clarinetista que arrebata. «Ha habido tres grandes saxos alto», decía Guillermo Cabrera Infante. «Uno de ellos fue Charlie Parker, que tocaba como un músico negro. El otro fue Stan Getz, que era blanco. Ahora que Paquito vive toca el saxo alto mulato. De ahí que se mueva entre el jazz y la música más cubana con la facilidad y la gracia de un delfín entre las ondas sonoras».

Fundador junto a Chucho Valdés de dos formaciones monumentales de la cultura popular, la Orquesta Cubana de Música Moderna e Irakere, Paquito D’Rivera siempre ha tenido claro que el contacto con otras culturas y expresiones es la base del crecimiento de cualquier buen músico que se precie: «La música actual es como un gran potaje, con sus fideos, sus frijoles, su carne, su patata y sus garbanzos… Hoy en los guisos musicales cabe de todo y, como siempre digo, me aburre hacer un solo tipo de música».

El saxofonista, afincado desde hace años en Estados Unidos, está considerado como uno de los iconos del jazz latino, aunque la música que palpita en su cabeza es infinita. A comienzos de los años 80 obtuvo gran notoriedad al ser reclutado por el trompetista Dizzy Gillespie, para darle alma y cuerpo a su United Nations Orchestra. Aquí, en nuestro país, mucho se sabía de él, pero su participación en la película-documental Calle 54 y su apadrinamiento del ya añorado Bebo Valdés acabaron por descubrirle a todos los públicos.

A lo largo de su carrera, D’Rivera ha recibido multitud de premios, nombrado doctor honoris causa por varias universidades y solicitado por numerosas filarmónicas. Autor de la biografía Mi vida saxual y el libro Oh! La Habana, el saxofonista y clarinetista cuenta igualmente con destacados reconocimientos dentro del jazz, el último de ellos, en enero pasado, el NEA Jazz (The National Endowment for the Arts), sumándose a una insigne nómina de galardonados como Count Basie, Miles Davis, Cecil Taylor, Ornette Coleman o su admirado Dizzy Gillespie, entre otros.

En su visita al Café Central menguará su leyenda jazzística en favor de una causa musical que supone un recorrido por la música cubana desde el siglo XIX hasta la actualidad, interpretando temas como Longina, Isora Club, La Comparsa, A la 1830 o Doña Vainilla.

Paquito contra las cuerdas.

Se hace raro ver a Paquito D’Rivera en un club de jazz y sin nadie tras él que toque los tambores y le ría las gracias; ni un miserable piano… nada de nada. En su regreso a “lo mejor que hay en Madrid”, dícese por el Café Central, el clarinetista-saxofonista se nos aparece liderando un quinteto de cuerda uniformado según los cánones del hampa de Miami: camisas holgadas de colores vivos, pantalones de tonos claros. Todos cubanos y residentes en Galicia, menos el líder, que vive en Nueva York, como es sabido.

Están aquí para tocar la música de Aires tropicales, disco básicamente inencontrable que grabaron el año pasado en el estudio de la fallecida filántropa Rosalía Mera. Frente a ellos, un público heterogéneo, incluyendo el premio Nobel Mario Vargas Llosa, notorio fan del soplador caribeño, según consta, pues no es la primera vez que ha podido vérsele en este mismo lugar escuchando al susodicho. ¿Quiere el lector conocer al autor de La ciudad y los perros? Entérese de dónde toca Paquito D’Rivera. No falla….. + en ELPAIS.ES

Fuente: Pablo Sanz | metropoli.com