En noviembre de 1959 era un secreto a voces, que Fidel Castro y sus allegados estaban a pasos agigantados implantando un régimen totalitario marxista leninista en Cuba, por lo que el Episcopado de la Iglesia Católica decidió hacer un congreso nacional, y que la Virgen de la Caridad del Cobre recorriera la isla. Para tal efecto hicieron un maratón de relevos, que saliendo del Santuario del Cobre en Oriente, miembros de la Juventud Católica y creyentes en general, se fueran pasando la antorcha flameando esperanza, libertad, justicia, y rechazo al comunismo…… En la clausura de este, el Primer Congreso Nacional Católico Cubano efectuado en el estadio de pelota, ante unos cuarenta mil miembros de la Acción Católica, los asistente coreaban constantemente: «Cuba si, comunismo no», entre otros lemas, y se destacó por sus valientes palabras a favor de la justicia democrática, y contra del totalitarismo comunista, enemigo del hombre, enemigo de Dios, el Obispo de Matanzas, Monseñor Alberto Martín Villaverde……En 1963 Fidel Castro fué excomulgado hasta hoy , si alguien no apunta lo contrario.
Esto sólo para la historia que quizás Yoani desconoce al hacer la apología del «diálogo»……. y destacar la «historia» de la Iglesia en la sociedad civil postcolonial , sin tocar lo importante que fue esta institución en la existencia de Fidel Castro ,el papel de los católicos como Frank País, la manipulación de la iglesia para movilizar a los cubanos católicos durante el alzamiento en la cierra , y la traición de la jerarquía eclesiástica. Aquí hay demasiado tela por donde cortar. En este tema las verdades a medias son muy dañinas.
Por Yoani Sánchez » The Catholic Church in Cuba, Under The Cossacks: by Yoani Sánchez for The Huffington Post» — Traducción Cubaout
La Iglesia Católica en Cuba parece decidida a desempeñar un nuevo papel social frente a los inevitables cambios que se avecinan para la isla. Los líderes superiores iglesia finalmente condenaron los «actos de repudio» a las Damas de Blanco, y expresaron su apoyo a sus demandas de liberación de presos políticos. En un gesto inusual, el cardenal se reunió con ellas y les ofreció garantías de un compromiso de las autoridades para poner fin a las acciones represivas en contra de este grupo de manifestantes pacíficas. En una muestra de apoyo más, se celebró la misa en Santa Rita, donde las esposas, madres e hijas de los presos políticos, y las mujeres que los apoyan, rezan todos los domingos, antes de marchar a la salida de la iglesia para exigir la libertad de los presos .
Como en los otros países de América Latina, una vez colonizada por España, la Iglesia Católica de la isla tuvo un enorme peso en el movimiento de participación ciudadana. Su influencia supera la de los cultos sincréticos con elementos africanos, y las iglesias protestantes que han llegado a Cuba, casi todos ellos procedentes de los Estados Unidos. Las relaciones entre la jerarquía eclesiástica y el gobierno revolucionario han pasado por diferentes etapas desde enero de 1959. En los años sesenta los conflictos llegaron a ser muy fuertes, sobre todo debido a que el ateísmo era parte de la ideología oficial, así como la confiscación de los colegios religiosos. La entrada a una iglesia llegó a ser visto como un acto contrarrevolucionario, y los aspirantes a miembros del Partido Comunista sabían que ni siquiera podía bautizar a sus hijos. Durante más de veinte años las celebraciones de Navidad fueron prohibidas y muchas iglesias se quedaron sin sacerdotes.
En los finales de los años ochenta, las relaciones empezaron a descongelarse, después de la publicación del libro «Fidel y la Religión» por el sacerdote brasileño Frei Betto, y los contactos con los teólogos de la liberación. En última instancia, en 1991, en un giro inesperado de los acontecimientos, el Cuarto Congreso del Partido Comunista acordó aceptar a las personas con las creencias religiosas en el Partido. En 1998, Juan Pablo II visitó Cuba y se expresaba con claridad: «Que Cuba se abra al mundo, y dejar que el mundo se abra a Cuba». Como resultado de esta visita histórica, la Iglesia recuperó una parte de su función social.
En los más de 50 años del actual gobierno, representantes de la iglesia han asumido posiciones diferentes para hacer frente a los abusos autoritarios del gobierno. Algunos la demanda, con más o menos moderación de que las autoridades respeten los derechos humanos y y otros, ofreciendo algo más que sus mejillas, para que se les dé pequeñas concesiones a cambio de su obediencia sin límites. En el corazón de la Iglesia católica – entre sacerdotes y laicos – coexisten posiciones de confrontación y complacientes.
Ahora, a mediados de junio, la Iglesia celebra su décima Semana Social Católica y Dominique Mamberti, de Relaciones Exteriores del Vaticano Ministro, está en Cuba para asistir. Dada la frágil situación del país, es de esperar que no hará pronunciamientos críticos que sean difíciles de asimilar por el gobierno.De aquí a dos años los cubanos conmemoraran el cuarto centenario de la llegada a la isla de la imagen de la patrona de Cuba, la Virgen de la Caridad, y el Papa tiene previsto visitar Cuba. Aunque sin duda su visita no tendrá el mismo impacto que la venida de su predecesor, su presencia desatará muchas esperanzas. Pocos esperan que la aparición de la Virgen para poner los asuntos de Cuba a los derechos. Se espera que los seres de carne y sangre humana, impulsada por la fe o por los intereses de la nación, intentarán llegar a un acuerdo que sacar al país del estancamiento en que está sumido. La Iglesia Católica entiende que no puede permanecer indiferente frente a estas exigencias.
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